No tiene ni cuatro ni dos núcleos, a decir verdad, la velocidad de su procesador ni siquiera llega a 1GHz, sin embargo, estamos ante un Android de gama media que, con su excelente calidad de fabricación y diseño, se ha ganado el cariño de muchísimas personas.
Su CPU de 800 MHz no es tan potente como la de otros teléfonos Android, pero ofrece un rendimiento bastante bueno en la mayoría de tareas, y la duración de la batería sale beneficiada gracias a este aspecto.
Exhibe una pantalla LCD de cuatro pulgadas que reproduce colores muy naturales. Su capacidad de respuesta es buena, y permite deslizarnos rápidamente por la lista de aplicaciones de forma vertical.
En ella se refleja su sistema operativo, Android 2.3.7 (Gingerbread), junto a una buena selección de widgets y aplicaciones, y una ligera modificación de interfaz llevada a cabo por Motorola.
Por su parte, la cámara del Motorola Motoluxe, de ocho megapíxels, realiza muy buenas tomas de enfoque automático, con colores muy definidos.
Eso sí, su interfaz no es precisamente intuitiva, pues las opciones se ocultan en varias pantallas y se imposibilita el acceso rápido a las mismas, que en más de una ocasión puede resultar caótico.
No obstante, en definitiva, estamos ante un smartphone sólido y versátil que puede venderse muy bien gracias a su económico precio, que no va más allá de los 200 euros.
Aunque sus especificaciones no sean de lo mejor, en conjunto se ajusta a las necesidades de muchísimos usuarios.
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